Nos comentaron que la expresión corporal está presente por todos los lados, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos y, en el docente, sobre todo, es una herramienta más de la que muchas veces no somos conscientes y debemos, por lo tanto, educar nuestra expresión corporal para intentar, así, conseguir nuestros objetivos como profesores de la forma más eficaz posible.
Con la expresión correcta sabremos o tendremos más facilidades para llegar a los alumnos (como profesores).
Pero, ¿como conseguimos educar nuestra expresión corporal? Respuesta sencilla, procedimiento complejo: gestionar las emociones. Últimamente escuchamos esto de gestionar las emociones pero es un tema bastante complejo y que debemos informarnos y educarnos acerca de esto. Lo más importante que tenemos que tener en cuenta es que mis problemas personales no me influyan a la hora de educar: nos tiene que dar igual que tengamos un día genial o un día menos genial, debemos siempre de dar la clase o de ser de una forma sin que eso afecte al progreso y al proceso de aprendizaje de nuestros alumnos.
Las dos doctoras que vinieron a darnos la conferencia realizaron una serie de actividades para acercarnos más a esto y conseguir, aunque solo fuera en una hora y quince minutos, educarnos un poco en gestionar las emociones.
La primera actividad, colocados por parejas, consistía en hacernos preguntas tales como qué has sentido cuando recuerdas algo positivo sobre ti o que te hayan dicho algo bueno, o cómo crees que te ve el resto cuando actúas de una forma determinada, la imagen que tienes de otra persona... En mi caso, tenía que escribir y, después, decir a Beatriz Paniagua (mi compañera) la imagen que ella me proyectaba de primeras, sin que la conociera, y viceversa.
Cuando ella me comentó la imagen que proyectaba me sorprendió ya que me dijo que cuando andaba parecía una persona segura y que, por ejemplo, cuando estoy sentado me quedo pensando pero que, a la vez, estoy atento a lo que ocurre a mi alrededor, una persona que razona. Me llamó la atención para bien, claro.
La segunda actividad trataba de elaborar una especie de "guión" sobre cómo te presentarías a un grupo de alumnos de la Universidad. En mi caso, salí de voluntario a realizar la actividad en público, y debía de presentarme a mis compañeros para que, más tarde, después de que me grabaran, lo viéramos y analizáramos los gestos que hacía y, así, poder describirme y ver qué imagen proyectaba, qué tipo de profesor parecía, cómo me sentía antes, durante y después de mi presentación, etc.
Video grabado por mi compañera Beatriz Paniagua.
Fue una conferencia muy interesante en la que aprendí que nuestra imagen y nuestro cuerpo dice mucho de nosotros, aunque no nos demos cuenta y que, por eso, debemos cuidar esto como profesores si queremos, de verdad, educar con eficacia y llegar a nuestros alumnos como nosotros queramos llegar.
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